Mindfulness

Todo el tiempo estamos frente a estímulos. Nos hemos acostumbrado a realizar varias actividades a la vez. Comemos mientras manejamos, revisamos el celular mientras platicamos con alguien más, chateamos mientras miramos televisión. Y así con todo. En realidad, no estamos realmente presentes en nada. Vivimos como auténticos sonámbulos. Andamos de aquí para allá sin ninguna consciencia.

¿Cuántas veces hemos olvidado las llaves del coche dentro del auto?, ¿Cuántas veces hemos empezado a platicar con alguien acerca de algún evento y terminamos platicándole algo que no tiene nada que ver con el evento?, ¿Cuántas veces nos hemos olvidado de apagar la hornilla de la estufa después de cocinar los alimentos?, ¿Cuántas veces hemos quedado de hablarle por teléfono a alguien y se nos olvida? Y así podríamos continuar enumerando ejemplos y ejemplos.

La razón fundamental de estos olvidos y descuidos es que realizamos la mayoría de nuestras acciones, sin consciencia plena. Creemos que estamos atentos pero los descuidos nos hacen notar que no es así. Nos distraemos con mucha facilidad, nuestra mente se desvía rápidamente.

No solo somos cuerpos ocupados, también somos mentes ocupadas. Nuestra mente divaga todo el tiempo. Pasamos de tener nuestra mente colocada en las preocupaciones del pasado a los deseos obsesivos del futuro. Y nos perdemos la posibilidad de estar presentes en el aquí y ahora, en la experiencia del hoy.

Como dice Jon Kabat Zinn “si empezamos a prestar un poco más de atención a la forma en que nuestra mente funciona, como hacemos al meditar, es más que probable que nos encontremos con que la mayor parte del tiempo nuestra mente se halla en el pasado o en el futuro, no en el presente, con lo que, por consiguiente, en un momento cualquiera podemos tener conciencia sólo en parte de lo que de hecho sucede en el presente”.

Andamos por la vida con un torbellino de pensamientos en la cabeza. Y lo peor es que no sabemos como detener este tornado de ideas. Hacemos intentos por cambiar la situación, pero no conseguimos más que tener más estrés y sufrimiento.

Cambiamos de trabajo, nos mudamos de casa, pasamos de una pareja a otra en un intento por sentirnos mejor y menos estresados. Pero a veces, parece que nada da los resultados esperados.

Cuando andamos con la mente abrumada no podemos ver con claridad lo que sucede dentro y fuera de nosotros. Es como si nos colocamos una venda en los ojos o unos lentes que nos distorsionan la realidad. Y así andamos por el mundo, en piloto automático y a ciegas por la vida. Esta manera habitual de estar en el mundo nos coloca en constante estado de alerta. Se activa la respuesta de estrés en el organismo. En mindfulness este estado recibe el nombre de “modo hacer”, un estado automático, inconsciente y de lucha constante por lograr que el mundo se ajuste a nuestras expectativas.

Por el contrario, la práctica regular de la atención plena propicia un estado de “modo ser”. Este último se caracteriza por ser un estado consciente, reflexivo y de aceptación de las experiencias del momento presente. Como dice Pema Chödrön:  “La meditación es una completa ausencia de lucha contra lo que surja. Solo los pensamientos tal como son, las emociones tal como son, las visiones tal como son, los sonidos tal como son, todo tal como es sin añadir nada.”

Williams señala: “el modo “hacer” no es un enemigo a derrotar, sino un aliado. Se convierte en un problema cuando se ofrece para una tarea que no puede llevar a cabo., como resolver una emoción problemática. Cuando esto ocurre, conviene pasar al modo “ser”. Eso es lo que nos brinda mindfulness: la capacidad de introducir cambios en lugar de permanecer atascados en la misma situación”.

El Dr. Jon Kabat Zinn, ha sido quien ha popularizado el término Mindfulness en Occidente y lo define como una habilidad que consiste en “poner atención intencionalmente al momento presente, sin juicios y sin reaccionar en automático”. Para Bishop (2008) mindfulness dispone de dos componentes: un proceso que regula la atención para enfocarse en la experiencia del momento facilitando la desconexión de la preocupación y la rumiación de pensamientos y, por otro lado, una actitud de apertura, curiosidad y aceptación frente a cualquier experiencia que surja en el momento.

Para Hervás (2016) mindfulness se puede entender como un estado, tendencia disposicional o rasgo estable que emerge de prestar atención al momento presente, y es posible de ser entrenado.

La práctica de la atención plena constituye básicamente una forma de prestar atención. Se puede considerar como una habilidad que nos permite centrar la mente en el momento presente. Es un entrenamiento de la mente que permite desarrollar recursos internos de auto observación y auto regulación, ofreciendo la posibilidad de desactivar “el piloto automático” con el que solemos responder a los acontecimientos.

Se trata de estar atento a lo que está sucediendo en este momento sin desear que sea diferente. Disfrutar lo agradable sin apegarnos cuando cambie. Permanecer con lo desagradable sin sentir miedo de que permanecerá siempre así”.

James Baraz